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30 septiembre, 2010

Universidad de Antioquia: allanada, cerrada y cercada por los enemigos de la educación pública


Alfredo Jaramillo
Analista político

Cumple ya diez días de cierre la Universidad de Antioquia luego de la entrada el pasado 15 de septiembre, de integrantes del Escuadrón Móvil Anti Disturbios ESMAD, ordenada por el Gobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos, por presunta petición de integrantes del equipo rectoral de la Universidad quienes manifestaron tener “sensación” de estar secuestrados por un grupo de unos doscientos jóvenes estudiantes de la Universidad de Antioquia, quienes se manifestaban de manera pacífica en las inmediaciones del Bloque Administrativo, aunque como lo señalan algunos trabajadores y empleados de esas dependencias, algunos jóvenes se mostraban con actitudes “maleducadas y soeces”. Fruto de la intervención de la fuerza pública se presentaron graves disturbios tanto al interior de la ciudadela universitaria como de las calles adyacentes, los cuales se saldaron con seis personas lesionadas de manera leve, cinco retenidas transitoriamente y algunos destrozos en las instalaciones de la Universidad de Antioquia.

Esta situación es el resultado de la acumulación de un conjunto de circunstancias que se han presentado en la Universidad de Antioquia en las cuales confluyen tanto problemas graves de utilización de los predios para la instalación de un expendio de drogas, problemas de seguridad por algunos casos de robos, agresiones a estudiantes y violencia sexual, acciones de protesta en las cuales participan personas encapuchadas que se enfrentan con la fuerza pública intercambiando piedras y petardos con gases lacrimógenos y balas de goma, problemas masivos de comercio informal, especialmente de películas, videojuegos y programas de computador piratas, no obstante, un tratamiento democrático de esta compleja situación requiere un análisis y una intervención diferenciada y específica, ya que mezclarlo todo y confundirlo todo es una pésima manera de abordar la problemática.

Estos hechos enunciados anteriormente, que son los que se destacan de manera predominante en los medios de comunicación, conviven junto con otras graves problemáticas estructurales que no son objeto de preocupación por los medios de comunicación ni por la ciudadanía en general. En primer lugar se debe destacar la precariedad de la financiación de la Universidad de Antioquia, la cual al igual que la gran mayoría de las Universidades públicas del país carece de los recursos suficientes para garantizar un funcionamiento con calidad, lo que ha colocado a las Universidades a competir como contratistas para tratar de generar recursos, para lo cual desarrollan un complejo sistema de dumping social, basado en la explotación irracional de los estudiantes, practicantes y recién egresados; y en la realización en la mayoría de los casos de intervenciones y proyectos de baja calidad profesional: En el caso de la Universidad de Antioquia, estas prácticas mercantilistas se han visto complementadas con el incremento desmesurado de la población de la Universidad, no se han hecho las reformas locativas necesarias lo que genera graves problemas de hacinamiento, así como la instauración de la contratación de personal bajo la modalidad de prestación de servicios, eufemísticamente denominados “docentes de cátedra”, que se han constituido en el 70% de la planta docente con la consecuente pérdida de calidad en el componente de formación e investigación.

Otro asunto que no genera interés ni preocupación para la opinión pública es el tema de las diversas modalidades de corrupción que se han desarrollado en la Universidad, y que se expresan tanto en la adopción de prácticas clientelistas y nepotistas en la administración de algunas unidades académicas, así como un vasto sistema de contratación de todo tipo de servicios, desde el aseo y los suministros hasta la vigilancia, encargada a una cuestionada empresa privada Miro Seguridad, quienes generan una enorme desconfianza entre muchos profesores y estudiantes, dados susantecedentes de haber tenido relaciones con algunos integrantes de grupos paramilitares, como por la sospechosa actitud de omisión con grupos armados ilegales, sean estos los que realizan los robos a personas, pero también los que sustraen equipos y dotación o los que administran el expendio de drogas en la Universidad, lo que contrasta abiertamente con la actitud hostil que hay frente a estudiantes, docentes y visitantes en general.

En los últimos años, la Universidad de Antioquia ha sido escenario de varios homicidios, como el del profesor Hernán Henao director del Instituto de Estudios Regionales asesinado por paramilitares en su despacho en 1999, pero también han sido asesinados otros profesores, estudiantes, empleados y otras personas vinculadas a la Universidad, e incluso, esta entidad ha ostentado el peligroso honor de tener un bloque paramilitar propio que ha sembrado el terror por varios años, del cual se ha denunciado haber sido inspirado por algunos altos directivos de la Universidad, lo cual pese a la gravedad que implica, ni ha sido objeto de investigación ni de pronunciamiento por el equipo rectoral ni por otras agremiaciones de integrantes de la Universidad de Antioquia, tan acuciosos frente a otras situaciones mucho menos graves.

Con este panorama se ha desenvuelto la actual coyuntura en que las directivas de la Universidad de la mano del presidente del Consejo Superior Universitario, el Gobernador de Antioquia, han pretendido instalar un sistema único de identificación (Tarjeta de Identificación Personal TIP) con el argumento de que esto será el remedio para los graves problemas de seguridad y convivencia que vive la Universidad. Ante esta iniciativas se han presentado algunas acciones de movilización por parte de sectores del estudiantado que cuestionan la utilidad de la medida y que ven en ella un intento de incrementar el control sobre la población estudiantil, así como reprochan que se obstaculice el ingreso de jóvenes a las instalaciones académicas, artísticas y deportivas, lo que contraría el sentido de pública que distingue tradicionalmente a esta Universidad que poco a poco deja de ser un espacio y un patrimonio común.

Pero lo más preocupante de todo es la utilización represiva que se ha hecho de la situación, ya que según el gobernador Ramos y su secretario de Gobierno, Andrés Julián Rendón, la fuerza pública va a ingresar a la Universidad cada que se produzcan situaciones similares a la del pasado miércoles 15 de septiembre, es decir, cada que haya una acción colectiva por parte del estudiantado que no sea del agrado de las directivas universitarias. Esto constituye una grave vulneración a los derechos humanos a la libertad de expresión y movilización, además de que constituye una afrenta para una Universidad que a pesar de las circunstancias adversas de los últimos años, de represión, violencia e intimidación, ha tratado de mantener un espíritu crítico y reflexivo sobre los principales problemas que aquejan a la sociedad colombiana y antioqueña. Estamos ante la amenaza cierta de la militarización de la Universidad de Antioquia, con el aval genuflexo de las directivas universitarias y con la autorización de centenares de estudiantes, empleados y profesores que de manera simplista y como exponentes de la cultura autoritaria y fascistoide que se ha apoderado de la sociedad colombiana, creen que la presencia de la fuerza pública es para luchar contra la utilización del campus como expendio de sustancias ilícitas y repiten como borregos: “tranquilos que los buenos somos más”.

Las voces críticas que se han expresado, como las de los colectivos estudiantiles, la Asociación de Profesores, el Claustro de Profesores de Derecho y Ciencias Políticas y algunas voces independientes, han sido estigmatizadas por la Gobernación de Antioquia, las directivas universitarias y algunos voceros de la fuerza pública de ser idiotas útiles al servicio del grupo armado que expende drogas en la Universidad, lo cual no sólo descalifica los argumentos que se plantean, sino que coloca en grave riesgo la vida e integridad de quienes se oponen a la irrupción cruenta de la fuerza pública en la vida cotidiana de la Universidad.

Al respecto cabrían algunas inquietudes, si el pretexto para no atacar este expendio de drogas ilegales es que la fuerza pública no puede entrar a la Universidad, ¿entonces por qué hay miles de otros expendios en el resto de la ciudad que funcionan de manera permanente sin estar “protegidos” por la malla de la Universidad?, ¿no será que la corrupción de algunas instituciones judiciales y sobre todo, de la fuerza pública es la razón que explica que Medellín se haya convertido en una inmensa plaza de expendio de drogas ilegales de manera impune?, ¿qué tendrán que ver los desarrollos de procesos urbanísticos en inmediaciones de la Universidad como la estación de Metro Plus, el Parque Tecnológico Ruta N y la factoría de Hewlett Packard al frente de la Universidad con este inusitado interés de controlar y penalizar las acciones colectivas de sectores estudiantiles y profesorales, de nuevo bajo el argumento de la guerra contra las drogas, versión criolla?.

Definitivamente algo grave pasa en la Universidad de Antioquia, pero no es sólo el tema de las drogas, las ventas informales y los tropeles, lo que está en juego también es un nuevo intento por “pacificar” un territorio que representa un cuestionamiento al orden fascista que implica la seguridad democrática.

Fuente: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0225/index%20-%20pagina%2011.html

29 septiembre, 2010

A propósito del 15 de Septiembre

Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática


1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.